domingo, 28 de abril de 2013

Rajoy toma hoy el testigo en la revuelta contra Alemania

La política de austeridad de Angela Merkel cada día recibe más críticas y pierde más apoyos en la Unión Europea. Hoy Mariano Rajoy le pedirá al presidente de turno comunitario que acelere las mismas medidas que Berlín se esfuerza en frenar.


El presidente español se reúne con su homólogo irlandés y presidente de turno de la UE, Enda Kenny, aprovechando la visita de este último a Granada. Allí se espera que, en el marco de unas jornadas organizadas por la fundación del partido que lidera Angela Merkel, la Konrad Adenauer, pida que la unión fiscal y bancaria sea una realidad a corto plazo. El mensaje de Rajoy se sumará entonces a las críticas, mucho más directas, que ha recibido Berlín en las últimas semanas por parte de Francia y de Bruselas.



El Partido Socialista de Francia está presionando al Presidente François Hollande para que se enfrente a la canciller alemana y se niegue a cumplir sus medidas, que califican de “egoístas” e “intransigentes”. En un documento interno publicado el jueves, la formación política aclara que “la amistad franco-germana no es una amistad entre Francia y la política europea de la canciller Merkel”.

Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el pasado lunes reconoció que la política de austeridad de la UE para hacer frente a la crisis "ha llegado a su límite" por la falta de apoyo político y social entre los ciudadanos y ha confirmado que el Ejecutivo comunitario "probablemente" relajará los objetivos de déficit de este año para varios Estados miembros. Barroso entiende como “indispensable corrección del enorme nivel de déficit y deuda” con medidas de crecimiento a corto plazo porque "algunas reformas tardan en surtir efecto".

En España la figura y las políticas de la canciller también están creando profundas divisiones. El secretario general del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que participó ayer en el acto “Día de la Rosa” en Extremadura, ha pedido a Rajoy que “le diga a Merkel que basta ya, que por este camino van a poner en riesgo no solo la cohesión social española, sino la propia cohesión europea”.

En respuesta al líder del primer partido de la oposición, el vicesecretario general de Organización y Electoral del PP, Carlos Floriano, resaltó ayer el “esfuerzo” llevado a cabo por el gobierno de Mariano Rajoy para apuntalar los cimientos que permitirán crear empleo en un futuro. Señaló igualmente la “batería de reformas” aprobadas este pasado viernes por el Consejo de Ministros de Rajoy como “una prueba de que el Gobierno está dispuesto a tomar decisiones que sean necesarias para sacar a los españoles de la crisis”.

Lo que le piden a Merkel¿Pero qué es lo que le están exigiendo a Angela Merkel con esta lluvia de críticas y peticiones desde España, Francia o Bruselas? Para empezar, le demandan una relajación de las políticas de austeridad y de ahorro, que se traducirían en planes de estímulo al crecimiento en Alemania y en el frenazo a los recortes en la periferia.

También le reclaman que presione al Bundesbank para que permita que el BCE rebaje los tipos de interés, es decir, justo lo contrario de lo que hizo el pasado jueves cuando pidió que se elevasen los tipos por miedo a la inflación. Un euro barato podría catapultar las exportaciones de las que depende la economía española para crear empleo.

Por otro lado, los miembros de la eurozona exigen que se avance más rápidamente hacia la unión bancaria, que serviría para abaratar la financiación de las ahogadas empresas españolas y para que pudieran recapitalizarse los sistemas financieros directamente sin que las ayudas computasen como deuda soberana. España podría beneficiarse en este caso no teniendo que devolver íntegros los 40.000 millones de euros que ha recibido de Europa para rescatar entidades como Bankia.

La última gran esperanza de muchos líderes comunitarios es que Alemania acepte la creación de una unión fiscal, que implicaría la emisión conjunta de una parte de la deuda de los estados y la existencia de un mecanismo de solidaridad. En otras palabras, creen que, en la próxima crisis, los países menos golpeados deberían transferir recursos automáticamente a los más dañados por el estallido.

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