martes, 23 de abril de 2013

Ahora sí, ahora ya somos Grecia


Ahora que la situación de Grecia se ha colado por el sumidero de las redacciones, se puede decir que nuestro país es como el vecino mediterráneo. Un país que sólo se toma en serio mantenerse en el error de dilapidar su menguante riqueza.



La Comisión Europea ha facilitado los datos sobre déficit de los países miembros. El déficit medio de la Europa de los 27 es del -4,0 por ciento del PIB, con un nivel de gasto público sobre el PIB del 49,4 por ciento. En 2009, el año más profundo de la crisis, el déficit era del -6,9 por ciento, y el gasto público representaba el 51,2 por ciento del PIB. Si nos vamos a los 17 miembros del euro, el déficit ha pasado del -6,4 por ciento de 2009 al -3,7 por ciento de 2012.



Esa es Europa. ¿Dónde está España? En 2009, el déficit era del -11,2 por ciento del PIB, en 2010 -9,7, y en 2011 el -9,4. Una mejora muy pequeña. ¿Y en 2012? El 10,6 por ciento del PIB. Vamos para atrás, como los cangrejos. ¿Y el gasto público? Estaba en el 43,3 por ciento en 2009 y 2010, y cayó ligeramente en 2011 hasta el 45,2 por ciento. En 2012, ya con las riendas del gobierno en manos del Partido Popular, el gasto público pasó a representar el 47,0 por ciento. También aquí, en lugar de avanzar hacia un mayor protagonismo de la economía real, hemos pasado a recalar más en el gasto público.

¿Y cómo se compara nuestro nivel de déficit público con el del resto de Europa? Nadie nos gana. Ni siquiera Grecia, que tiene un déficit del 10,0 por ciento. Portugal cerró 2012 con un déficit del -6,4 por ciento. E Irlanda, atención, sigue teniendo un déficit muy alto, del -7,6 por ciento, pero que es mejor que el objetivo que se había fijado para aquél país, que era del -8,2 por ciento, y casi cumple incluso con el objetivo para 2013, del -7,5 por ciento.


Bien es cierto que en ese déficit español se incluye el dinero destinado a recapitalizar los bancos, sin el cual se habría quedado en el -7,0 por ciento. Pero aún así, España no ha dado muestras de controlar suficientemente el desfase entre los ingresos y los gastos públicos. El Gobierno no ha hecho ni un esfuerzo en uno de los capítulos más necesarios: la reforma de la administración, que es tan necesaria.


Hay un último capítulo, el de la deuda. En la eurozona ha pasado del 80,0 por ciento en 2009, al 90,6 en 2012. Y la evolución de España es sobrecogedora: en 2009 teníamos un endeudamiento público del 53,9 por ciento, y cerró 2012 con una deuda del 84,2.

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