lunes, 28 de marzo de 2011

Fumar o no fumar, ¡esa no es la cuestión!

No queremos fumar, o sí, ¡queremos ser libres! Están llegando demasiado lejos con sus constantes prohibiciones que ellos mismos se saltan. Los cerdos fumando puros del final de Rebelión en la granja son la mejor imagen de una clase política tan mediocre como caradura que se erige en guardián victoriano de nuestras vidas con la ayuda del control sobre nuestras haciendas.

El tabaco party puede acabar siendo, con fumadores y no fumadores de por medio, una bandera de enganche para millones de personas que van a decir basta a esta pretensión intolerable de sometimiento de los ciudadanos.
El nivel de mentira y de impunidad con el que está actuando la clase política española está colmando nuestra paciencia, que parecía no rebasarse nunca.

Rubalcaba y Zapatero son ya expresión del talante opresor y la mentira de una forma de gobernar que pisotea sistemáticamente hasta los mismísimos derechos fundamentales. El uso abusivo de nuestro dinero para que vagos y aprovechados vivan sin dar palo al agua, mientras los demás gastamos nuestros días en un esfuerzo denodado por llegar a fin de mes.

Las mayorías silenciosas pueden dejar de serlo cuando el nivel de corrupción de los que administran lo público no deja espacios para respirar y la injusticia se apodera del sistema.

Hartos de pagar colegios públicos al doble de los concertados por el capricho tutelador del socialismo envidioso, hartos de pagar subvenciones a sindicatos, patronales, ONG, fundaciones, partidos políticos, o mejor dicho, camarillas de los partidos políticos, los paganinis de estos jetas están a punto de poner los pies en pared y decir se acabó... El que quiera pan, que se moje el c...

Muchos asisten atónitos al teatro político-sindical de discutir sobre si alargar o no la edad de jubilación. No olvidan los miles de prejubilados en la banca con su querido FROB, la gente de TVE prejubilada con 50 mientras don Roures coloca su mercancía averiada a precio de oro. Hacen cuentas y con el dinerito de la UGT, los cocos y los patronos no sería necesario el debate. ¿Tendrán la cara de hacer una huelga sin haber renunciado primero públicamente a vivir del trabajo y el sudor de los demás? Fumar o no fumar, ¡esa no es la cuestión! La cuestión es si unos deben vivir como parásitos del trabajo de los otros, si además pueden usar el dinero ajeno para crear redes clientelares que sustenten ese ilegítimo ejercicio del poder. La cuestión es dejar claro que el hecho de haberles votado no les da derecho a saltarse a la torera todos los límites. La cuestión es exigir la total transparencia en el manejo de los recursos de todos, el respeto al principio de subsidiariedad en la acción política; las personas y las familias son anteriores al Estado, y sus derechos, inalienables.

Los políticos que mienten a sus electores no pueden permanecer un minuto en su cargo una vez demostrada la mentira. La Administración del Estado y los organismos e instituciones públicas requieren de personas preparadas y competentes, no de inútiles petulantes que dejan, sin responsabilidad alguna, un rastro de paro y miseria.
La preponderancia de los políticos debe dar paso al protagonismo de los trabajadores, empresarios, profesionales de toda condición y especialidad, gentes preparadas y de buena fe que cumplan su palabra, respondan de sus actos y escuchen a todos.

El tabaco party puede propiciar todas estas cosas porque la cuestión no es fumar o no fumar, sino ser o no ser. ¡Esa es la cuestión!



Julio Ariza, editor. La Gaceta

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